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“Bitter Sweet Symphony”: un himno urbano para el fin del siglo XX

ACIR Online

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La convulsa historia de un tema que logró capturar, como una postal musical, la vida citadina de las clases bajas y medias del último lustro del siglo pasado.

The Verve es mucho más que "Bitter Sweet Symphony". Contrario a lo que piensan muchos, estos nativos de Wigan, Inglaterra, no son unos vulgares one-hit wonder. Pero es innegable que, en su momento, las demás canciones de un álbum tan bueno como Urban Hymns (1997) fueron completamente eclipsadas por esta pieza.

Al igual que los otros doce cortes de este álbum, "Bitter Sweet Symphony" es un himno citadino, pero también una oda a la clase trabajadora, aquella que se ve obligada a llevar todos los días una rutina de autómatas, al grado de llegar a cuestionarse su propia identidad. Britpop, fue como se le bautizó en esos años, ahora ya un tanto lejanos.

El concepto de su videoclip es tan simple como brillante: Richard Ashcroft camina incesante por las concurridas calles de Londres, con la vista siempre al frente. En su mente hay un solo objetivo: llegar a su destino desde el punto A al B. Para él, la gente a su alrededor no existe; por lo tanto, lo que sea que piensen sobre él queda anulado; a él le importa un carajo.

Ese valemadrismo parece ser el eje central de la canción y del video, un retrato de la alienante postmodernidad que desconecta a cada individuo de su entorno, en un interminable ciclo de costumbres laborales y domésticas, sexo, violencia, espectáculo, política y religión.

El sencillo fue nominado a video del año por MTV, al Grammy por mejor canción de rock y a otros galardones. No obstante, la idea seminal de la pieza no surgió a partir de generación espontánea. De hecho, es un homenaje a "Unfinished Sympathy", de Massive Attack, cuyo video es muy similar.

En cuanto a lo musical, está basada en un sampleo de la adaptación orquestal que Andrew Loog Oldham hizo para "The Last Time", de los Rolling Stones.

Es bien conocido el pleito legal surgido entre The Verve y los Stones a raíz de "Bitter Sweet Symphony": Ashcroft y compañía fueron acusados de plagio, a pesar de que solicitaron el permiso correspondiente para samplear "The Last Time".

El argumento legal fue que The Verve había acordado utilizar solamente una secuencia de cinco notas, pero terminaron empleando una cantidad mayor. ABKCO Records ganó la demanda y en consecuencia Mick Jagger y Keith Richards tuvieron que ser incluidos como autores en los créditos de la canción. "Jagger/Richards/Ashcroft" es como aparece firmada hasta la fecha.

Simon Jones, bajista de la banda, alguna vez comentó: "Se nos dijo que [las ganancias] se dividirían en un 50 y 50, y ellos vieron lo bien que le estaba yendo a la grabación. Nos llamaron y nos dijeron: 'queremos el 100% y que la quiten de las tiendas. No tienen elección".

Luego de perder la autoría de la canción, Ashcroft se pronunció al respecto: "Esta es la mejor canción que Jagger y Richards han escrito en 20 años", en clara alusión al hecho de que fue el mayor éxito comercial —indirecto— que los Stones tuvieron desde "Brown Sugar", en 1971.

Fue apenas hasta 2019 que Richard finalmente quedó en buenos términos con los veteranos músicos, y quedó claro que el interés por las regalías era más bien de parte de terceros (Allen Klein, antiguo mánager de los Stones, por ejemplo).

Con esto pareciera que la historia llegó a su fin, con todas las partes conformes y Ashcroft como autor único de la canción. "La música es poder", sentenció Richard en el comunicado donde anunció el fin de esta batalla legal que se extendió por años, décadas incluso.

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