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La historia de Elton John sobre los últimos días de Freddie Mercury

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Foto 1 (editada): David Shankbone  / Wikimedia Commons / CC BY 3.0Elton John attending the premiere of The Union at the Tribeca Film Festival"

Elton John, uno de los amigos más cercanos de Freddie Mercury, compartió algunos emotivos detalles sobre los días previos a la muerte de Freddie Mercury.

Lo hizo a través de su libro Love is the Cure: on Life, Loss, and the End of AIDS, que habla sobre la epidemia del SIDA en las décadas previas a la publicación del libro (2012), bajo un enfoque con preocupación mayormente social y de caridad.

La historia hace énfasis en la gran bondad del cantante, la cual se manifestaba incluso en los peores y últimos momentos de su enfermedad. Aquí un extracto del texto:

"Freddie no anunció públicamente que tenía SIDA hasta el día antes de morir en 1991. Aunque en el escenario era extravagante (al nivel de Bowie y Jagger), fuera de ahí era un hombre intensamente privado. Pero Freddie me contó que tenía SIDA poco después de ser diagnosticado en 1987. Quedé devastado. He visto lo que el SIDA les hizo a muchos otros amigos míos. Y sabía exactamente lo que le iba a hacer a Freddie. Y él también lo sabía. Sabía que la muerte, una muerte agonizante venía. Pero Freddie tenía un coraje increíble. Guardó las apariencias, siguió actuando con Queen y siguió siendo la persona divertida, extravagante y profundamente generosa que siempre había sido.

Ver a Freddie deteriorándose a finales de los 80 y principios de los 90 fue casi insoportable. Me destrozó el corazón ver esta luz tan absoluta para el mundo siendo destrozada por el SIDA. Al final, su cuerpo estaba cubierto de lesiones por el sarcoma de Kaposi. Estaba casi ciego. Se sentía demasiado débil para ponerse de pie siquiera.

Con todo derecho, Freddie debería haber pasado esos últimos días preocupado tan solo de su propio confort. Pero él no era así. De verdad que vivía para los demás. Freddie falleció el 24 de noviembre de 1991, y semanas tras el funeral, yo aún le lloraba. El día de Navidad, averigüé que Freddie me había dejado un último testamento a su entrega por los demás. Estaba triste y entonces un amigo llamó a mi puerta y me dio algo envuelto en una funda de almohada. Lo abrí, y dentro había un cuadro de uno de mis artistas favoritos, el pintor británico Henry Scott Tuke. Y tenía una nota de Freddie. Años antes, Freddie y yo nos habíamos puesto nombres cariñosos el uno al otro, nuestros nombres de drag queen. Yo era Sharon y él era Melina.

La nota decía: "Querida Sharon, pensé que esto te gustaría. Con amor, Melina. Feliz Navidad".

En aquél entonces yo tenía 44 años y eso me superó, me puse a llorar como un niño. Este hombre hermoso, muriéndose por el SIDA, en sus últimos días, había conseguido de algún modo encontrarme un regalo de Navidad encantador. Aunque fuera un momento triste, a menudo es en ese instante en el que pienso cuando recuerdo a Freddie, porque capta su carácter. En su muerte, me recordó lo que le hacía tan especial en vida".

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