Uno de los rasgos más distintivos de la imagen del pintor Bob Ross fue siempre su inconfundible afro o cabello rizado. Pero en realidad la forma de su pelo no era natural, y en algún punto de su vida se hizo un permanente (rizado artificial) y sustituyó su cabello lacio por el que todos le conocimos en televisión.
¿Cuál es la historia o motivo detrás de ello? A inicios de los ochenta Ross comenzó su carrera como pintor e instructor luego de haber servido a la fuerza aérea estadounidense por 20 años. Para entonces, su mentor Bill Alexander se preparaba para retirarse y le pidió a Bob que tomara su lugar para dar clases.
Ross aceptó y viajó por los Estados Unidos en una casa rodante. Su objetivo era enseñar la técnica wet-on-wet (también conocida como alla prima) por todo el país. Este método consiste en aplicar las pinceladas —o felices trazos— directamente, sin boceto o dibujo previo.
Ya que el dinero era escaso, Bob buscó todas las maneras posibles de ahorrar plata y recortar gastos. Una de ellas fue hacerse un rizado permanente, lo cual le permitía demorar los cortes de cabello por algún tiempo.
La fama del pintor comenzó a extenderse por Estados Unidos y la gente se familiarizó con esa imagen. Se volvió parte de su branding personal, a pesar de que a él mismo no le agradaba demasiado cómo se veía con el cabello arreglado de ese modo.
Annette Kowalski, cofundadora de Bob Ross Company, le sugirió que lo mejor sería conservar el afro para siempre, por su propio bien financiero. Y desde entonces, no le quedó más que seguir haciéndose permanentes cada cierto tiempo.
Pero el internet no olvida. Y muestra de ello son las fotos que documentan que Bob Ross era, en efecto, lacio como las acelgas.
Con información de: Mental Floss
