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Brian Eno y la música que pudo haberlo cambiado todo

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Un concepto innovador y ambicioso que no prosperó del todo: música siempre cambiante, en el sentido más literal.

La familiaridad y el apego que genera una melodía en nuestra memoria a largo plazo, son sentimientos difíciles de igualar por otras expresiones artísticas.

No sólo es la música por sí misma, sino todo lo que viene con ella: la situación, tiempo y espacio en particular en el que escuchamos una melodía por primera vez, las personas con las que la vinculamos y el torbellino de emociones que desencadena una serie de notas y acordes que suenan en un orden y ritmo en particular.

No es raro encontrarse con quien escucha la misma canción tres, cinco y hasta diez veces consecutivas sin ningún inconveniente. A partir de ello es probable que su vínculo con ella se haga más estrecho, lejos de generarle hastío. La repetición es la manera en que hacemos nuestras a las canciones, la forma en que las alojamos en las neuronas más recónditas de nuestras mentes.

Desde que surgieron los sistemas de notación musical una canción es, en esencia, siempre la misma, ya no se diga cuando es registrada en un algún tipo de grabación, llámese casette, vinilo, disco compacto o cualquier formato de audio digital. Incluso cuando un artista toma prestada una canción para hacer su propia versión o una remezcla, es casi inevitable que surja la polémica, a veces por el solo hecho de ser algo distinto al tema que ya estamos acostumbrados a oír.

Por todo lo anterior, resulta casi aterrador cuando surge un concepto o idea que rompe con esta forma de concebir la música. Pero tarde o temprano aparecen quienes se disponen a nadar contra corriente, a romper con los paradigmas. Y en este caso fue Brian Eno y la compañía norteamericana SSEYO, quienes a mediados de los noventa propusieron y desarrollaron el concepto de la música generativa (generative music).

A grandes rasgos, es un tipo de música generada por un sistema computarizado y que suena invariablemente diferente cada vez que es reproducida: casi como si cada composición tuviera vida e inteligencia propia. El compositor involuntario —el oyente— es a la vez la primera persona (y a menudo la última) en escuchar cada una de estas versiones únicas y de existencia efímera. Las posibilidades y variaciones son infinitas.

Aunque otros pioneros de la música experimental como Steve Reich y Terry Riley ya habían coqueteado con conceptos y premisas similares, fueron Brian Eno y los diferentes softwares de SEEYO los encargados de llevar a la música generativa más allá y extender sus usos.

En 1996, Generative Music I de Eno marcaría el inicio formal de este término: un álbum con doce cortes ambient instrumentales presentados en un disquete de 3.5 pulgadas (nunca salió en CD), concebido para reproducirse exclusivamente en un ordenador a través del programa SSEYO Koan. Éste hacía que cada pieza tuviera variaciones sonoras únicas cada vez que eran reproducidas por el usuario. Todo una rareza para la época y bastante difícil de encontrar hoy en día, incluso en internet. Era la definición misma de una obra experimental.

Posteriormente llegaron softwares y grabaciones de otras compañías y artistas, pero la idea nunca despegó del todo, comercialmente hablando. Quizá la industria musical simplemente aún no estaba preparada para algo así.

Eno, por su parte, siempre con la curiosidad de un niño y la determinación de un científico, continuó desarrollando la música generativa adaptándose a las nuevas tecnologías. Ha creado distintas aplicaciones para Android que continúan el legado de este concepto: BloomAirScapeTrope entre otras (pueden adquirirse aquí).

Pero a final de cuentas, ¿cuál es la intención de de la música generativa o su razón de ser? ¿Cuáles son sus usos potenciales? ¿Podría aplicarse a cualquier tipo de canción? Tal vez la respuesta la haya ofrecido el propio Eno hace casi 20 años al reverso del empaque de Generative Music I, una de esas grandes cajas rechonchas que hoy en día parecen piezas de museo: Realmente creo que es posible que nuestros nietos nos miren con asombro y digan: '¿O sea que solías escuchar exactamente la misma cosa una y otra vez?')”.

http://www.generativemusic.com/

 

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