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Ziggy Stardust, el extraterrestre corrompido por la humanidad

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David Bowie | The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars | Reseña

Deliberar acerca de The Rise and Fall of Ziggy Stardust es hablar de un fuerte contendiente para el mejor disco de rock de los setenta.

No es exageración. Es uno de esos álbumes de estudio que más bien parecen recopilaciones de éxitos. "Moonage Daydream", "Starman", "Five Years", "Ziggy Stardust", "Lady Stardust", "Suffragette City". Un trancazo tras otro, una sucesión de 11 canciones y 38 minutos del más puro rocanrol. Una dosis de la más delicada sensibilidad melódica y una extraordinaria alquimia de instrumentos acústicos y eléctricos.

¿Qué más se puede afirmar sobre este disco que no se haya dicho ya? Siempre se ha cuestionado si es el mejor trabajo de David Bowie —asunto muy discutible, cuando en su catálogo existen cosas como Hunky Dory, Diamond Dogs, Low, 'Heroes', Scary Monsters y Black Star—.

Pero una cosa es segura: ninguna otra obra suya condensa de forma tan puntual y efectiva uno de sus periodos más fructíferos y consistentes. Es decir, la primera mitad de los setenta.

 

El embrión de un fascinante concepto

Bowie llevaba años confeccionando en su mente el concepto para este álbum. Construyó la elaborada la historia de un extraterrestre que, con un mensaje de esperanza, desciende a la Tierra para salvarla de un trágico destino.

Para lograrlo, debe convertirse en una estrella del rock, es decir, una figura pública capaz de influir en el pensamiento de las masas. Pero su misión se ve truncada cuando el alienígena cae presa de todos los excesos terrícolas.

Es así que el disco, canción tras canción, cuenta la historia de este peculiar invasor. Desde su llegada a la Tierra con "Five Years", que retrata el apabullante choque cultural que experimenta y en donde nos anuncia que al planeta solo le quedan cinco años de vida, hasta su autodestrucción definitiva en "Rock N' Roll Suicide", una vez que ha probado todos los excesos mundanos habidos y por haber.

Es casi como si Bowie, indirectamente, nos dijera que la humanidad es una especie de plaga capaz de corromper hasta al individuo más puro y con las mejores intenciones.

 

La historia de Ziggy Stardust, en palabras de su autor

"El tiempo límite son cinco años antes del fin de la Tierra. Se ha anunciado que el mundo se acabará debido a la falta de recursos naturales. Ziggy está en una situación en la que los niños tienen acceso a cosas que creen querer. Los mayores han perdido todo contacto con la realidad y los niños están por su cuenta para saquearlo todo. Ziggy está en una banda de rock & roll, pero los chicos ya no quieren rock & roll".

"No hay electricidad para tocar. El consejero de Ziggy le ordena reunir noticias y cantarlas, porque no hay noticias. Así que Ziggy lo hace y las noticias que hay son terribles. 'All the Young Dudes' [que no fue incluida en la edición original] es una canción acerca de estas noticias. No es un himno para la juventud, como creyó la gente. Es completamente lo opuesto...", dijo David en una entrevista para Rolling Stone, acompañado de nada menos que William S. Burroughs.

Eventualmente Ziggy se convierte en el rockstar definitivo, o al menos en uno de sus arquetipos: un individuo sexualmente ambiguo, promiscuo, egocéntrico y que consume enormes cantidades de drogas y alcohol.

 

Bowie, un actor del método

Bowie llevó el papel de Ziggy Stardust tan lejos como pudo. Quienes le rodeaban en esa época aseguran que era difícil distinguir cuando trataban con David y cuando lo hacían con Ziggy.

El extraterrestre se manifestaba tanto arriba del escenario como fuera de éste. Años más tarde, Bowie incluso admitió que jugó con su cordura "de una forma muy peligrosa".

Para desempeñar su rol —tanto en la vida real como en la historia del disco— el músico se rodeó de músicos de alto calibre, los célebres Spiders from Mars: Nick Woodmansey, Trevor Bolder y el genial guitarrista Mick Ronson, que en aquella época fungió como su mano derecha.

En un principio le costó trabajo convencerlos de usar los estrafalarios atuendos que la banda vestía durante sus conciertos. Pero cuando se dieron cuenta de que así les era más fácil conseguir chicas, no dudaron en continuar usándolos.

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"TO BE PLAYED AT MAXIMUM VOLUME"

En cuanto a lo musical, el disco tiene la cualidad melódica y los matices acústicos de Space Oddity y Hunky Dory. Cuenta también con la potencia y rudeza de The Man Who Sold the World, así como el contenido filosófico de estos discos previos: desde Nietszche y Andy Warhol hasta Bob Dylan y Aleister Crowley. Es decir, fue la síntesis de todo lo que había grabado hasta entonces y una cima difícil de superar en años posteriores.

El álbum, en realidad, es una filosa crítica a la frivolidad que suele rodear al rock y la industria de la música en general.

Bowie siempre fue mucho más que un músico. Fue un artista en la más amplia acepción del término. Tanto así que, entre algunos críticos musicales —George Starostin, por ejemplo—, siempre se comentó la idea de que Bowie no era un auténtico rockstar. Consideran más bien que observaba todo el fenómeno de la música rock desde afuera, de una forma más intelectual que visceral. "Bowie no suda, no se despeina".

 

Referencias:

La Mosca en la Pared,  año 1 especial no. 10, 2003 - Editorial Toukan.

PopMatters - The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, Jordan Blum.

Craig Copetas, Beat Godfather Meets Glitter Mainman: William Burroughs Interviews David Bowie, Rolling Stone, 28 febrero 1974.

 

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